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Exploración del 8 de noviembre de 2015
Tierras de Lledabas

Fotografías realizadas durante la exploracón en compañia de NCB (Nodo Caminar Barcelona) en Sabadell. Los nombres de los lugares corresponden a el nuevo territorio conquistado.

(clicar sobre las fotografías para aumentar)

Mapa interactivo y fotografias de la exploracón en Sabadell. Territorio renombrado como Tierras de Lledabas
(clicar sobre las señalizaciones para ver las fotos geolocalizadas)

Tierras de Lledabas. Territorio utópico creado desde la exploración del 8 de noviembre de 2015

 Tierras de Lledabas

No se ve nada. La niebla lo cubre todo. El amanecer se adivina a través del gris plano
Los campamentos se encuentran desperdigados por  un área de varios kilómetros. Hace tiempo que los distintos grupos no mantenemos contacto y una misiva en el correo nos urge a explorar las tierras de los Lledabas. Contamos con la ventaja de que ya hay un destacamento en la zona que ya hizo pequeñas incursiones y así no caminaremos a ciegas.

Lledabas, transcurre paralela al río LLopir. Sus primeros habitantes tenían plantaciones de mork cerca del margen derecho. Pero los chamanes de la tribu decidieron montar asentamientos en el otro lado, quizás escapando de las incómodas nubes de mosquitos, que en verano hacen la vida imposible a cualquiera que se acerque por la ribera. Para más incomodidad, sus larvas son tremendamente voraces y echan a perder los alimentos, madera y todo lo que puedan roer.

Varios de nuestros primeros expedicionarios, llegaron al campamento con la piel cubierta de picaduras muy urticantes de Blizis, después de una caminata por el margen derecho del Llopir. Hombres y mujeres curtidos, con la piel dura como el cuero, no dejaron de rascarse durante un par de días. Solo con las cataplasmas de Junias Ganodermis que crecen en la base de los troncos de los árboles, pudieron aliviar el picor hasta un punto soportable. No nos quedó duda alguna sobre la pertinente  razón para abandonar ese margen de río y asentarse alrededor de la planicie.

El encuentro del grupo quedó marcado a 41.54 latitud norte y 2.1 longitud oeste, en la planicie que bautizamos con el nombre de Trisas, en memoria de un político de la metrópoli conocido por sus encendidas y vacías soflamas a la nación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Junias Ganodermis, para fabricar ungüentos contra los mosquitos                    Tomando decisiones

 

 

Accedemos a la superficie desde una galería de túneles que tienen salida a un lateral de la planicie. Trisas es un extraño espacio en el que aún se pueden ver los inicios de lo que parece ser un intento de acondicionar un amplio espacio central, como una especie de gran plaza. Ahora solo es un lugar medio abandonado, rodeado por un anillo de tierra dura y ennegrecida.

Caminamos hacia el sur, siguiendo el Valle Tinto. La niebla ya se ha disipado hace horas y las matas de Matinis Arbustiva están perladas de gotas de agua que brillan al sol de la mañana.

Al llegar al Montículo de Adriana, notamos unos extraños sonidos, al aproximarnos pudimos comprobar que los producía el roce del viento contra tres postes que destacaban sobre la cumbre. Los Lledabas, gustan de la música que los elementos naturales, como la lluvia, o en este caso el viento, producen al percutir o rozar sobre estructuras que montan en determinados lugares los Sculptos, un colectivo de extraños personajes que se dedican a crear belleza, con desigual éxito en su empeño.  


Nos adentramos en un descampado que los habitantes del lugar estaban acondicionando para disfrute de la colectividad. Paramos a tomar unas viandas y a beber algo de agua, porque el lugar era ciertamente agradable. Estuvimos hablando de como los Lledabas estaban transformando ese lugar abandonado en un bonito páramo. Hace años vivieron allí una pareja de extranjeros que enseñaban a los habitantes a cultivar y a apreciar la naturaleza como un miembro más de la tribu.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

             

                                                               Drisio camuflado en un arbol

 

 

 

Entre los troncos, vimos escondidos un grupo de Adrisios. Es pasmosa la capacidad que tienen para mimetizarse con la corteza de los árboles. Solo se pueden ver si está uno muy cerca y presta atención a un imperceptible ronroneo que hacen cuando se sienten seguros de su camuflaje.

Bajando por un sendero, antes de llegar al promontorio de Knok, encontramos varios fósiles de huevos de Amnk, señal inconfundible de que hace millones de años el paisaje debió de ser muy diferente al que vemos ahora.

No se sabe a ciencia cierta si promontorio de Knok es un mero accidente natural o fue edificado por alguna antigua civilización. Los Lledabas no suelen acercarse por allí y menos si es después del anochecer. Muchos dicen haber visto luces fugaces y sonidos mecánicos y algunos incluso hablan entre susurros de desapariciones y extraños ritos en noches sin luna.

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