Este es el fútbol que me gusta, no el de los grandes fichajes o el de los equipos financiados por dictaduras árabes. Niños jugando al fútbol en el campo de "La Cañada" en Melilla. Niños migrantes, peninsulares, o de Melilla pasándolo en grande juntos dando patadas a un balón. Las montañas del fondo pertenecen a Marruecos.
La foto la tomé el 19 de julio durante la jornada de denuncia del pisoteo de los derechos humanos que cada día se da en nuestra frontera sur. Una frontera que es el laboratorio para las políticas de contención migratoria de la UE, una frontera que es una excepción legal en nuestro ordenamiento jurídico. Nuestro Guantánamo particular.