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Exploración del 26 de marzo de 

2016 
La Tierrra de las 15.000 Lágrimas

(Campo de refugiados de Idomeni)

Fotografías realizadas durante la exploración del campo de refugiados de Idomeni. Grecia. Los nombres de los lugares corresponden al nuevo territorio conquistado.

(clicar sobre las fotografías para aumentar)

Mapa interactivo y fotografías de la exploración del 26 de marzo. Territorio renombrado como La Tierra de las 15.000 Lágrimas.
(clicar sobre las señalizaciones para ver las fotos geolocalizadas)

 La Tierrra de las 15.000 Lágrimas

Exploración del 26 de marzo de 

2016 


Diario de ruta

Avanzamos como podemos en medio de la noche y cargados con algunos víveres, las tiendas y el material necesario para la exploración. La lluvia torrencial nos cala hasta los huesos. A medida que avanzábamos nuestras botas pesaban cada vez más. Enfangados hasta las rodillas en un barro gris rojizo que lo cubre todo, las piernas casi no nos dan para sostenernos de pie. La marcha se está convirtiendo en una pesadilla.

Después de dejar atrás el lago de Nark. Nos internamos en valle bordeando las montañas de Roar.
En la lejanía oímos mezclado con el sonido del agua  un triste murmullo de lamentos como escapados de otro mundo y que nos encoge el ánima.
​Al llegar a la cima de una pequeña loma pudimos ver de dónde venían los plañidos. Unos cientos de metros más debajo de donde nos encontrábamos, una muchedumbre aguanta indefensa la tormenta.  Débilmente iluminados con farolillos que tiemblan bajo la lluvia y con las chozas doblegadas por el peso del agua el espectáculo resulta sobrecogedor.  Niños llorando, padres sosteniendo a los recién nacidos en alto para que no estuvieran en contacto con el barro y la humedad. Madres desesperadas calentando con refriegas y su aliento a sus pequeños que tiritan de frío.
La imagen parece sacada de uno de los círculos del infierno de Dante, pero no era así. Estaba ante nuestros ojos y era real. Al vernos llegar, algunos se acercaron, a ofrecernos cobijo en alguna de sus tiendas. Pasamos una noche terrible sin poder conciliar el sueño y pidiendo a los dioses que amainara la tormenta.

 

Amanece. Salimos al exterior aun empapados y completamente llenos de barro. Ha dejado de llover y un tímido sol asoma en el horizonte. El paisaje es insano, el suelo es como de ceniza con algunas zonas mas rojizas, suponemos que por el tinte que le prestan algunos sedimentos de hierro. El aspecto es volcánico. Más adelante tomaremos alguna muestra para confirmarlo.

 

Lago de Nark, en primer plano las montañas de Roar

Mechón de pelo de un niño sikap 

El asentamiento es ahora un hervidero de gente que intenta sacar la suciedad y el agua de las chozas, secar los harapos y salvar los pocos enseres que poseen. Nosotros también abrimos nuestros petates en busca de algo de ropa seca que ponernos y extendemos la ropa sobre el techo de las tiendas con la esperanza de que sequen antes de que vuelva a llover.
Aquí y allá hay barberos que cortan al cero el pelo para evitar las infecciones de piojos comunes sobre todo entre los niños. Cuando levantan las improvisadas barberías queda un circulo el suelo marcado por los mechones de pelo. Mantener la higiene es de las pocas actividades que les devuelve un poco de dignidad y les mantiene cuerdos. Incluso unos se ríen de los otros al verse las cabezas rapadas como huevos. En una situación tan dura, el solo hecho de poder calentarse con los rayos de sol de la mañana ya es suficiente para celebrarlo con un poco de alegría.

 

Monolito de Ablar

Grasa de neer en la prensa

Los Soiris nos explicaron que los países del sureste están en guerra desde hace años, y los pueblos que allí vivían vagaban  en continuo éxodo en busca de una nueva tierra donde criar a sus hijos. En sus países de origen no queda nada, ni una piedra sobre otra, no les queda ni la esperanza de que esa locura se detenga. Los que están aquí son sobre todo de la etnia Soiris, pero también Sikaps y Noors y en menor medida de otras tribus.


Nos contaban que al llegar a lo que llaman la Tierra de las 15.000 Lágrimas fueron obligados a detener su avance por un muro de alambradas con cuchillas que les impide seguir su camino. Del otro lado de las alambradas, los Malcens temen que les traigan problemas y robos. No los quieren ni ver a pesar de que son gente de paz y en muchas ocasiones han intentado hacerles saber que solo quieren atravesar sus tierrasy no quedarse a vivir en ellas. Por todo el territorio hay soldados los vigilan y no dudan en atacarlos si detectan que algún grupo intenta pasar emboscado durante las noches sin luna.
No pueden retroceder pero tampoco avanzar así que han montado un asentamiento improvisado en el que ya llevan varios meses resistiendo. Les mantiene la esperanza de que a sus guardianes se les ablande el corazón y les dejen proseguir su éxodo hacia los países del Norte, pero eso no parece que vaya a suceder, al menos no por el momento.

Algunos lugareños que se apiadan de ellos y les traen algo de comida y de vez en cuando algunas carretas con leña seca para que puedan cocinar y calentarse un poco. Son casi siempre los niños quienes se encargan de acarrearla para encender pequeños fuegos con los que calentarse y cocinar los escasos alimentos que pueden conseguir.

En el centro del poblado han construido un monolito alrededor del que se reúnen para hablar de los problemas del día, sobre los cambios de guardia y las posibilidades de escapar al otro lado de las alambradas. También se utiliza para poner el nombre de los niños y ofrecerlos a sus dioses o para repartir la comida entre las familias que se encuentran más apuradas. Le llaman el monolito de Ablar y su forma recuerda los monumentos de sus ancestros , aunque de mucho menor tamaño.
Al lado del monolito han puesto una especie de sillón con una tela gris, donde se sienta la persona que está en posesión de la palabra. Nos dicen que al estar sentado se evita la exaltación y se favorece escuchar las opiniones de los demás, lo cual nos parece una sabia reflexión.
 

Sillón de los parlamentos

Entradas a las minas del Condenado

Al principio, soiris, sikaps y noors se limitaban a esperar a que abrieran el paso dejando pasar las horas sin apenas hacer nada, pero a medida que fueron pasando las semanas, una incipiente actividad fue dando cierto aspecto de normalidad a todo. No es que haya demasiadas cosas que hacer, pero es una forma de establecer hábitos, horarios y no volverse locos con el paso vacío de las horas. Cada uno presta sus servicios y habilidades y las intercambia por cosas o favores. Hay que vivir a pesar de todo, nos dicen.
Entre otros trabajos, los Sikaps han conseguido extraer un aceite denso y negro que les sirve de tea para alumbrarse, prensando hojas de neer entre dos planchas de hierro. Los Noors son gentes que gustan del arte y a pesar de la precariedad en la que viven, cuentan con un par de artesanos que componen pequeñas esculturas con los materiales que se encuentran en la zona. Otros se dedican a fabricar tensores y cuerdas para sujetar las tiendas, entrelazando flag amarillo. Cada uno hace lo que puede, para sí mismo y para su pequeña comunidad.Pasamos varios días en el valle, tomamos muestras del terreno y confirmamos su origen volcánico. Nos adentramos en las antiguas minas del Condenado y en los canales subterráneos de Cuevasombra y pasamos buenos ratos jugando al Skar con los soiris y los sikaps.
 

Dejamos atrás a estas buenas gentes al inicio de la primavera. Entre abrazos y buenos deseos salimos caminando dirección sur, apenados pero deseando encontrarnos cuanto antes con nuestros compañeros.

Trozo de piel de flag amarillo para trenzar tensores

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